Sobre las Consultas de Tarde
Acerca de las consultas de tarde en los centros de salud
CONFIESO sentirme sobrepasado con la situación sanitaria, pues en estas fechas he tenido que escuchar de boca de Vicente Álvarez Areces y de Ramon Quirós que para la sostenibilidad de la sanidad pública será indispensable asumir decisiones drásticas e impopulares. A día de hoy, con la pretendida implantación de las consultas de tarde, me decepciono absolutamente redescubriendo que: las transferencias sanitarias fueron mal gestionadas por los mismos que ahora piden decisiones drásticas, provocando una carencia de recursos económicos nefasta para el sistema; se sigue engañando al ciudadano, argumentando situaciones desde una óptica de servicio que no es tal, y un asunto capital como la sanidad pública, que debe ser motivo de desvelos y participación de todos sus implicados, es asumido por el iluminado de turno bajo no se sabe qué principios rectores u organizativos. Tras esta ’movida’ se esconden graves problemas de fondo y organizativos de la sanidad pública, que, encima, pretenden ser achacados exclusivamente a los trabajadores.
A día de hoy, prácticamente todos los ciudadanos tienen garantizada su asistencia sanitaria en su centro desde las 8 de la mañana a las 22 horas y toda la noche hasta las 8 de la mañana por un dispositivo de urgencias cercano y, obviamente, especializado. Las encuestas de satisfacción arrojan datos abrumadoramente positivos sobre la asistencia recibida por el usuario. Y yo me pregunto: ¿qué más hace falta? El Sespa o el consejero dicen que hay que mejorar la «accesibilidad», y yo les digo a ambos que mienten como bellacos al intentar encubrir otros problemas.
El problema de fondo es la falta de recursos económicos y la carencia de médicos. Si se hubieran gestionado bien las transferencias, no habría problemas en lo primero y, si se hubieran hecho bien los deberes desde la consejería, como en otras comunidades, se habría solucionado la carencia de médicos importándolos o, lo que es mejor, no echando a los que había a base de contratos lamentables y una absoluta explotación laboral. Recordemos que los médicos y enfermeras que llamados SAC hoy hacen las tardes y que hasta hace unos años -pocos-, ni siquiera el Sespa cotizaba por ellos todos los días. De eso se encargó un juez e incluso el Sespa se inventó un sistema retributivo específico para pagarles menos que a los demás. Es más, creó una normativa nueva para ese colectivo, con compromisos incumplidos, y ahora es ese colectivo el que, con medidas como ésta, puede perder el empleo.
Pero esto que ahora sucede es la gota que colma el vaso. Los grupos de técnicos del propio Servicio de Salud dicen que no es necesaria la consulta de tarde, tal vez porque su sentido común les dicta que causa más perjuicios -sobre todo organizativos- que beneficios, aunque el consejero se empeña, como compromiso político, en implantarla contra viento y marea, con unos fines diferentes a los que su mensaje ’socio-sanitario’ traslada. En realidad, necesita hacer un plan de reestructuración de plantilla y otro de ahorro: mover médicos de un lado para otro y reducir costes, incluso cerrando centros en horario de tarde, como dicen en sus propios documentos de negociación. Así que ni mejora asistencial, ni preocupación por el usuario, ni nada de nada.
Pero aún hay más. Y es que en este Gobierno progresista, de izquierdas, social y de buen talante..., la negociación se limita exclusivamente a decir en la prensa que se va a negociar el asunto, que van de «buen rollito». Y, mientras tanto, se dan órdenes a los coordinadores de los centros para que lo implanten ya antes de negociarlo. Lo comunican a los trabajadores, pero dejan sin informar a sus representantes de la Junta de Personal, que, por ley, debe pronunciarse sobre estas modificaciones con carácter previo a su implantación. Es un hábito repetitivo ese ordeno y mando, un santo y seña sorprendente.
Lo cierto es que la sanidad asturiana tiene un problema serio, muy grave, mucho más grave de lo que queremos creer. Llevamos muchos años dando un servicio extraordinario, superior a nuestras posibilidades y la lerda actuación de algunos, negociando unas transferencias sanitarias erróneas -por insuficientes- y gestionando mal lo que hay, la ha puesto ya en el borde la cornisa. No lo digo yo, lo dicen la hemerotecas en palabras del presidente del Principado.
Frente a esto, en lugar de jugar a vendedor de ocurrencias milagrosas, a prestidigitador, es preciso un gran pacto de concertación sanitario en nuestra comunidad, donde los principales actores -usuarios, asociaciones científicas, profesionales, sindicatos, partidos políticos y todo aquel beneficiario o implicado en ella- podamos debatir sosegadamente, con responsabilidad, sobre cuál es el modelo a seguir y, sobre todo, qué modelo podemos tener a razón de nuestros recursos. Y no son buenas las prisas.
Esta medida (la consulta de tarde recordemos que fue desechada por el equipo anterior que gestionaba la sanidad publica) no hace más que encabritar al personal, hacerle trabajar más de lo que debe, cerrar dispositivos de consultas de tarde, despistar a los pacientes, causar ceses y precariedad laboral, insatisfacer a las partes y todo ello sin atender a otras demandas asistenciales, que son, sin duda, más importantes y precisas.
Hay una mesa abierta de negociación en la que no se ha aprobado el cambio porque no hay mayoría para aprobarlo, pero la consejería ya ha dado la orden de implantarlo: el 1 de junio comienza a funcionar, al menos en Gijón. Sin acuerdo sindical, sin base legal, esta medida debe estar condenada a morir en los tribunales, si bien es cierto que también esto lo tiene medido este Gobierno y lo emplea con amplio criterio: se recurre judicialmente para que pasen dos años y luego se llega al Superior o al Supremo, a ver si pasan cinco y el que venga detrás, si acabamos perdiendo, que se coma el ’marrón’. Confieso sentirme apenado, pues tenemos una excelente plantilla y una infraestructura adecuada que está en manos de irresponsables sentados anónimamente en un triste despacho, de donde salen todo tipo de ocurrencias antes que asumir el problema desde su raíz.
Señor Quirós, como responsable de la sanidad en esta comunidad, he de recordarle que usted se irá, pero lo que haga quedará y tendremos que asumirlo todos. Por favor, convoque un foro de expresión para que todos analicemos la Atención Primaria que tenemos y las necesidades reales existentes. Dotémonos de soluciones de consenso. La sanidad no es patrimonio sólo de un consejero.
Esta semana han dimitido varios coordinadores médicos y de enfermería en Oviedo; en Gijón están en ello; también en Avilés. Hay en marcha campañas de recogida de firmas, diversas medidas de presión se están valorando y no se descarta una huelga, posiblemente en unidad de acción entre las diferentes fuerzas sindicales del sector A ver hasta dónde aguanta la cuerda y, de paso, me explica eso del talante, que no lo acabo de entender.
A día de hoy, prácticamente todos los ciudadanos tienen garantizada su asistencia sanitaria en su centro desde las 8 de la mañana a las 22 horas y toda la noche hasta las 8 de la mañana por un dispositivo de urgencias cercano y, obviamente, especializado. Las encuestas de satisfacción arrojan datos abrumadoramente positivos sobre la asistencia recibida por el usuario. Y yo me pregunto: ¿qué más hace falta? El Sespa o el consejero dicen que hay que mejorar la «accesibilidad», y yo les digo a ambos que mienten como bellacos al intentar encubrir otros problemas.
El problema de fondo es la falta de recursos económicos y la carencia de médicos. Si se hubieran gestionado bien las transferencias, no habría problemas en lo primero y, si se hubieran hecho bien los deberes desde la consejería, como en otras comunidades, se habría solucionado la carencia de médicos importándolos o, lo que es mejor, no echando a los que había a base de contratos lamentables y una absoluta explotación laboral. Recordemos que los médicos y enfermeras que llamados SAC hoy hacen las tardes y que hasta hace unos años -pocos-, ni siquiera el Sespa cotizaba por ellos todos los días. De eso se encargó un juez e incluso el Sespa se inventó un sistema retributivo específico para pagarles menos que a los demás. Es más, creó una normativa nueva para ese colectivo, con compromisos incumplidos, y ahora es ese colectivo el que, con medidas como ésta, puede perder el empleo.
Pero esto que ahora sucede es la gota que colma el vaso. Los grupos de técnicos del propio Servicio de Salud dicen que no es necesaria la consulta de tarde, tal vez porque su sentido común les dicta que causa más perjuicios -sobre todo organizativos- que beneficios, aunque el consejero se empeña, como compromiso político, en implantarla contra viento y marea, con unos fines diferentes a los que su mensaje ’socio-sanitario’ traslada. En realidad, necesita hacer un plan de reestructuración de plantilla y otro de ahorro: mover médicos de un lado para otro y reducir costes, incluso cerrando centros en horario de tarde, como dicen en sus propios documentos de negociación. Así que ni mejora asistencial, ni preocupación por el usuario, ni nada de nada.
Pero aún hay más. Y es que en este Gobierno progresista, de izquierdas, social y de buen talante..., la negociación se limita exclusivamente a decir en la prensa que se va a negociar el asunto, que van de «buen rollito». Y, mientras tanto, se dan órdenes a los coordinadores de los centros para que lo implanten ya antes de negociarlo. Lo comunican a los trabajadores, pero dejan sin informar a sus representantes de la Junta de Personal, que, por ley, debe pronunciarse sobre estas modificaciones con carácter previo a su implantación. Es un hábito repetitivo ese ordeno y mando, un santo y seña sorprendente.
Lo cierto es que la sanidad asturiana tiene un problema serio, muy grave, mucho más grave de lo que queremos creer. Llevamos muchos años dando un servicio extraordinario, superior a nuestras posibilidades y la lerda actuación de algunos, negociando unas transferencias sanitarias erróneas -por insuficientes- y gestionando mal lo que hay, la ha puesto ya en el borde la cornisa. No lo digo yo, lo dicen la hemerotecas en palabras del presidente del Principado.
Frente a esto, en lugar de jugar a vendedor de ocurrencias milagrosas, a prestidigitador, es preciso un gran pacto de concertación sanitario en nuestra comunidad, donde los principales actores -usuarios, asociaciones científicas, profesionales, sindicatos, partidos políticos y todo aquel beneficiario o implicado en ella- podamos debatir sosegadamente, con responsabilidad, sobre cuál es el modelo a seguir y, sobre todo, qué modelo podemos tener a razón de nuestros recursos. Y no son buenas las prisas.
Esta medida (la consulta de tarde recordemos que fue desechada por el equipo anterior que gestionaba la sanidad publica) no hace más que encabritar al personal, hacerle trabajar más de lo que debe, cerrar dispositivos de consultas de tarde, despistar a los pacientes, causar ceses y precariedad laboral, insatisfacer a las partes y todo ello sin atender a otras demandas asistenciales, que son, sin duda, más importantes y precisas.
Hay una mesa abierta de negociación en la que no se ha aprobado el cambio porque no hay mayoría para aprobarlo, pero la consejería ya ha dado la orden de implantarlo: el 1 de junio comienza a funcionar, al menos en Gijón. Sin acuerdo sindical, sin base legal, esta medida debe estar condenada a morir en los tribunales, si bien es cierto que también esto lo tiene medido este Gobierno y lo emplea con amplio criterio: se recurre judicialmente para que pasen dos años y luego se llega al Superior o al Supremo, a ver si pasan cinco y el que venga detrás, si acabamos perdiendo, que se coma el ’marrón’. Confieso sentirme apenado, pues tenemos una excelente plantilla y una infraestructura adecuada que está en manos de irresponsables sentados anónimamente en un triste despacho, de donde salen todo tipo de ocurrencias antes que asumir el problema desde su raíz.
Señor Quirós, como responsable de la sanidad en esta comunidad, he de recordarle que usted se irá, pero lo que haga quedará y tendremos que asumirlo todos. Por favor, convoque un foro de expresión para que todos analicemos la Atención Primaria que tenemos y las necesidades reales existentes. Dotémonos de soluciones de consenso. La sanidad no es patrimonio sólo de un consejero.
Esta semana han dimitido varios coordinadores médicos y de enfermería en Oviedo; en Gijón están en ello; también en Avilés. Hay en marcha campañas de recogida de firmas, diversas medidas de presión se están valorando y no se descarta una huelga, posiblemente en unidad de acción entre las diferentes fuerzas sindicales del sector A ver hasta dónde aguanta la cuerda y, de paso, me explica eso del talante, que no lo acabo de entender.
* incorrecciones en la transcripción del texto
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